El sonido de la lluvia no
paraba de repiquetear en el cristal de las ventanas, la fuerza del viento era
cada vez más fuerte, y Luisa no había sido capaz de pegar ojo en toda la noche.
La mañana se presentaba gris y melancólica. Al incorporarse en la cama, su
instinto la empujó a palpar la pared más cercana para presionar los
interruptores que activaban la domótica de su ático del centro de Madrid.
El suelo de las habitaciones
estaba caliente, debido al sistema de calefacción adaptable que se había incorporado
en los edificios hacía ya algunos años. La luz se autoregulaba adaptándose al
momento del día, incluso era capaz de intuir la presencia del ser humano en el
cuarto.
Se acercó a la cocina para prepararse el desayuno. La psicosis social
sobre los efectos negativos de la leche en las personas, había desencadenado
tal miedo, que casi toda la población desayunaba un preparado similar elaborado
a base de semillas de soja manipuladas químicamente. Luisa había intentado
luchar contra esta creencia, pero como todo el mundo, había terminado uniéndose
a ella, e incluso le había cogido cierto gusto.
Antes de salir, ordenó a la
computadora que dominaba su casa las operaciones a realizar mientras ella
acudía al trabajo. Normalmente se auto-limpiaba por sistemas de aspiración
general del edificio pero esta vez, Luisa la mantuvo en estado de eco-batería
para ahorrar energía. Esta tarde tendría tiempo de hacer ella misma tareas que
le había enseñado su madre, y hoy, incluso añoraba.
En la calle había riadas de
gente que se agolpaban en una y otra dirección. Todo el mundo andaba ensimismado
con sus iphone-live. Estos dispositivos incorporaban aplicaciones para todos y
cada unos de los elementos de la vida de las personas. Luisa comprobó las
constantes vitales en su Smartphone para registrarlo y seguir la terapia
on-line anti-estrés que tanto sentía que necesitaba.
Su jornada laboral transcurrió
de forma habitual, entre ordenadores, vídeo conferencias y presentaciones
virtuales con pantallas translúcidas de tinta láser-reflectante.
Al salir del
trabajo decidió coger el servicio inter-urbano de taxis híbridos para volver a
casa, el camino de regreso a casa era corto, pero las intensas lluvias que
vivía la ciudad cada vez eran más radicales debido al cambio climático. Hacía tiempo
que sufrían lluvias torrenciales cada dos años debido a modificaciones
producidas por gases emitidos en la capa terrestre.
Le llamó la atención el
escaparate de la tienda que estaba frente a su casa. Vendían e-listening books
de formatos inimaginables, estos aparatos se podían adherir a cualquier
superficie, y te leían los libros con entonación y dicción perfecta. Atrás
quedó el antiguo sistema de lectura, ahora solo debían escuchar las historias,
novelas… Luisa decidió entrar y comprar uno a su hermana que cumplía 10 años.
Pasó su tarjeta por el lector del código y posó su dedo índice en la placa de
reconocimiento de huella dactilar. Salió contenta de la tienda, su hermana
Sonia había publicado en su espacio web su lista de regalos el e-book en primer
lugar. Ya no debía pensar demasiado.
Llegó a casa agotada de todo
el día, necesitaba descansar, y lo que más la relajaba era observar su espacio
Web, todo el mundo disponía de uno, y allí además de organizar tu vida, tu
interior, tus pensamientos, tus miedos, podías compartirlo con el mundo sin
demasiado esfuerzo. Marcaba tu productividad laboral, tu estado de ánimo, tus
calorías consumidas…Tras comprobar que todo estaba en orden, activó el modo
relax en su casa.
La habitación desprendía olor a lavanda, y una música tranquila y relajante inundó los rincones de
la casa, las luces se atenuaron y la temperatura se reguló de forma automática. Se metió en la cama, puso la mente en blanco y su imaginación voló hacia otra
realidad.
Me ha encantado esta historia, sobretodo lo del concepto del espacio Web.
ResponderEliminar